«Todos los mundos posibles» en el Teatro del Soho CaixaBank
EL MURAL ES UN ENCARGO PERSONAL DE ANTONIO BANDERAS A JOSÉ LUÍS PUCHE
Preside el hall de entrada al patio de butacas del Teatro del Soho CaixaBank y es la materialización del encargo que el actor Antonio Banderas hizo al artista José Luís Puche en diciembre de 2017.
«El mural del Teatro del Soho ha sido mi mayor reto, el que más trabajo me ha dado, pero también del que más estoy disfrutando a posteriori», destaca Puche, que habla de esta obra como un sueño y un objetivo cumplido.
Teatro, música y danza en el mural del Teatro del Soho
«Todos los mundos posibles» es la obra más grande en tamaño que ha realizado hasta el momento José Luís Puche, con unas medidas de 2,50 por 4,60 metros. En cada uno de sus centímetros se respira teatro, música y danza.
Se trata de una secuencia en tres partes que evoca al Guernica, tal y como en un principio le encomendó Antonio Banderas a José Luís Puche sobre el mural del teatro. Esa fue la imagen que Puche interiorizó, examinó, desarrolló y personalizó en su mente.
El fruto de aquella primera verbalización se plasma ahora en un espectáculo pictórico, artístico y visual de personajes diversos que caminan entre lo humano y lo animal. Todo de una forma muy teatral, entre la alegoría y el disfraz, para mostrar la apariencia de lo que cada personaje no es en la realidad.
La base teórica de «Todos los mundos posibles»
El fundamento teórico de «Todos los mundos posibles» se sitúa cercano a Meyerhold:
“El materialismo filosófico, la dialéctica materialista, todo lo que tiene que ver con la dualidad. El teatro siempre discurre entre lo que es real y la ficción. El elefante del centro del mural no es real, es un disfraz; no obstante, y en virtud de la fábula, el espectador llega a aceptar como real lo que le parece convincente. A través de la figuración y la imaginación, el teatro es, esencialmente, un engaño. Precisamente el título es un guiño a la idea de que cualquier cosa es posible si logras concretarla en un mundo. Y esto se consigue gracias a la interpretación”.
En cuanto a su composición, «Todos los mundos posibles» hace una interpretación del mismo entorno urbanístico del Teatro Soho y su arquitectura curva.
También el público queda representado a través de tres grandes espejos: “El mural es el preámbulo de lo que el espectador va a ver después, aunque nunca supe previamente que la escenografía de A Chorus Line iba a consistir en unos grandes espejos expuestos ante el público. Ha sido una casualidad maravillosa”.