Puche, creación desde el confinamiento
SUITE MELANCOLÍA. ARTE PARA MITIGAR EL DOLOR
13 de marzo de 2020. Un antes y un después. Una fecha para recordar siempre. La vida dio un vuelco para todos ante la amenaza de un virus invisible, el Covid-19. Un nuevo escenario y una nueva realidad. También ahí nace Puche, creación desde el confinamiento. Un nuevo timing y una nueva forma de trabajar, obligados como nos hemos visto a improvisar en casa un nuevo estudio para crear.
El proceso creativo del aislamiento
Los primeros días del estado de alarma los vivimos a caballo entre la incertidumbre, el miedo, la tristeza y un sinfín de sentimientos encontrados que no nos permitían conciliar el sueño.
Después, vino el proceso de asumir y convivir con todas esas sensaciones. Nos pusimos manos a la obra. Marcamos un ritmo de trabajo, sabiendo que teníamos que estar 24 horas en casa, tan sólo desconectando para llamadas y videos de familia y amigos.
Así, nuestra casa se convirtió en la oficina y estudio de José Luís Puche, pero también en cine, en gimnasio, biblioteca, hotel, sala de paseos y el balcón en nuestras vistas. Era el principio de Puche, creación desde el confinamiento.
Ahora, más que en nuestro pasado más reciente, el arte y la cultura tienen que ser los filtros donde encuentre alivio la sociedad. No siendo más que un ejercicio de compromiso y honestidad con nuestra profesión, ayudando así a dejar constancia del momento que vivimos de un modo reflexivo y creativo.
En él, la realidad se ha manifestado por oposición de dualidades, tristeza y alegría, pesimismo y esperanza, es decir, todo ha desencadenado un halo de melancolía ante un futuro repleto de incertidumbre, donde la mortalidad se ha manifestado con una certeza contundente. De ahí que estas obras realizadas durante el periodo de confinamiento estén teñidas de una niebla que no nos deja ver con claridad, unas imágenes liberadas de peso.
Así pues, este momento histórico ha sido aprovechado para retratar un estado melancólico sí, pero saludable, porque también ha impulsado una conducta creativa y crítica, la misma que impulsó a otros artistas en otros tiempos que tampoco fueron fáciles y donde la incertidumbre se muestra como una bruma que nos abrasa.
Las redes sociales de Puche, vitales para comunicar
Las redes sociales de Puche, que nos iban a servir para contar en los meses de abril y mayo lleno de proyectos desde Nueva York, Los Ángeles o Sydney… una gira llena de promoción, de exposiciones, de ilusiones que debía aplazarse sin fecha, pero no cancelarse.
Las redes continuarían siendo vitales para comunicar arte, pero de un modo distinto. Y así lo hicimos.
Montamos un despacho y un set para atender los Skypes, las entrevistas a José Luís en forma de videollamadas y los diferentes Instagram Lives que, con motivo de todos los programas especiales de Semana Santa, había que atender desde casa. Desde las redes de Puche nos hemos sumado también a diferentes iniciativas solidarias por el Coronavirus, a título profesional, pero también personal.
El arte como bálsamo solidario
Todo esto nos movió a participar en la iniciativa puesta en marcha por Cruz Roja #ArtistasConCompromiso, con una obra hecha exprofeso y sorteada en nuestras redes sociales a través de microdonaciones. De esta forma, mucha gente pudo contribuir a la causa con pequeñas aportaciones.
También hemos realizado una obra para una Fundación de Los Ángeles bajo el patronazgo de Alejandro de Felipe, cuyo lema es ‘La vida is Beautiful’. Con lo recaudado se podrá ayudar tanto en Estados Unidos, como a la entidad que nosotros decidamos en España.
Y fruto de esa reflexión solidaria surgió el concurso #micarteldeSemanaSanta2020 para implicar a toda la comunidad cofrade que se había quedado huérfana de los desfiles procesionales, de la Semana Santa de Málaga. La experiencia fue todo un éxito de público y participación, porque los sentimientos no se pueden confinar ni cancelar.
El premio fue precisamente un dibujo hecho exprofeso para tal ocasión: un hombre sentado con capirote pero sin antifaz, aludiendo a que la procesión va por dentro y a cara descubierta.
Jean-Jacques Rousseau dijo en una ocasión que “La adversidad es un gran maestro, pero hay que pagar caro sus elecciones y el provecho que saca de ellas, no vale con frecuencia el precio que han costado”.
No sabemos si esto nos cambiará para bien o para mal, de lo que estamos seguros es que pocas cosas serán igual que antes. Sólo sabemos que tenemos que ser capaces de mirar con entusiasmo, amor e ilusión aquello de lo que nos ocupamos, sólo con esta honestidad seremos capaces de curar y mitigar cuanto tengamos por delante.